PAPPA AL POMODORO

 

Es cierto que las sopas de origen campesino no tengan el mejor aspecto del mundo, pero ¡que bien sientan! Tan reconfortantes en un día de frío que yo no comería otra cosa. la receta que hoy os traigo, la descubrimos en la Toscana durante la luna de miel y forma parte de la llamada cocina povera o cocina pobre. Se elabora con pan duro, tomate y ajo. el resultado es tan sabroso y reconfortante que no podéis dejarla escapar. Yo ya estoy preparando más.

INGREDIENTES

1 kilo de tomates maduros.

300 gr. de pan duro.

4 dientes de ajo.

1 litro de caldo de verduras.

2 cucharadas de aceite de oliva.

Sal y pimienta al gusto.

Unas hojas de albahaca.


  1. Pelamos y despepitamos los tomates. Los troceamos. En una cacerola los ponemos a freír con el aceite de oliva durante 30 minutos a fuego medio alto. Cortamos el pan en rebanadas y lo frotamos bien con dos de los dientes de ajo.
  2. Una vez frito el tomate, añadimos los dos dientes de ajo que nos quedaban bien picaditos, el pan y un par de cucharones de caldo de verduras. Vamos cocinando y removiendo bien para que el pan se deshaga. Conforme falte caldo, vamos añadiendo. En total tiene que cocinarse unos 60 minutos.
  3. Una vez listo, añadimos las hojas de albahaca picadas, salpimentamos al gusto y servimos.


Os aseguro que esta sopa es casi adictiva. Es aromática, sabrosa y de un sabor que difícilmente se olvida. Como os decía, la probamos en Florencia y quedamos realmente encantados, es lo que tiene viajar en invierno, que pruebas unos platos completamente diferentes a los que pueden servirte en primavera o verano. No me imagino el calor que tiene que dar probar este plato en pleno agosto.


Esta receta se hace con un pan blanco típico toscano, es evidente que ni lo tenía ni lo iba a encontrar, así que he utilizado un pan blanco típico murciano, así que es o ya lo dejo al gusto de cada uno. En cuanto a los tomates, aproveché unos que me regaló una amiga y que tenían un sabor dulce, no tanto como los tomates italianos típicos de esa zona, pero ni tan mal.


Si no tenéis pan duro, podéis tostar unas rebanadas en el horno y frotar con el ajo después. Este paso es importante, porque aporta un sabor y un aroma estupendo a nuestra sopa. Así como la albahaca. Yo este año he tenido suerte, la que planté en verano aún está estupenda en el balcón, así que puedo segur disfrutando de platos con pesto y con albahaca fresca.


Espero que os animéis a preparar esta sopa, es algo pesada de hacer, pero el resultado es tan rico, que al menos tenéis que prepararla una vez en la vida, aunque estoy seguro que si la preparáis, repetiréis. 

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